Artículo escrito por Maria Ängeles Sagasti Lacalle
06/06/2023
Seguro que, alguna vez, se ha cruzado en tu vida una persona con la que había que andar con “pies de plomo” para que no se sintiese ofendida por cualquier comentario. Probablemente, recuerdas la facilidad con que se sentía aludida. Como tenía la capacidad de ver la doble intención en casi todo. La susceptibilidad es una característica de las personas con rasgos paranoides.
Detrás de las personalidades no es raro detectar una educación exigente. normalmente, han recibido un tipo de educación exigente. Un tipo de enseñanza en la que no se premiaban las cosas positivas. Pero, por el contrario, los errores cometidos si eran magnificados. Siendo afeados y penalizados.
De esta manera, las exigencias que han interiorizado, como normales, en la infancia, de adultos, se han convertido en pretensiones que no les permiten relajarse. Como consecuencia no pueden disfrutar de la vida. Como, de niños, necesitan una buena opinión de los demás para tener seguridad.
El receloso se encuentra en una lucha constante. Por un lado, está esa necesidad de reconocimiento externo. Por el otro, la autocrítica exigente, aunque inconsciente , que no les deja vivir. Porque, en esa lucha constante, los comentarios positivos y los halagos son menos tenidos en cuenta que las críticas recibidas. En definitiva, son demasiado duros con ellos mismos.
El quisquilloso no solo resulta molesto para él mismo. También resulta incómodo para quienes le rodean. Aunque, es una característica bien arraigada en el comportamiento del que lo sufre, si se pueden hacer cosas que contribuyan a este aspecto del carácter. Si te identificas como una de esas personas y quieres intentar un cambio, ten en cuenta los siguientes aspectos:
- Analiza la situación que te provocó la irritación. Mide la magnitud de tu enfado y considera si, comparativamente, la gente suele reaccionar igual que tú o si tu reacción es exagerada.
- Ponte en el lugar del otro: Observa la situación violenta en la que has dejado al otro. Independientemente de que haya podido resultar inoportuno.
- –Intenta controlar emociones: En vez de dejarte llevar, piensa que tú también puedes estar equivocado/a. O que has podido malinterpretar el comentario.
- Sé indulgente: Piensa que todos podemos cometer errores.
- Aumenta tu seguridad: No busques tanto apoyo en los demás. Sé consciente de que es imposible gustar a todo el mundo
Respecto a una educación que evite estos aprendizajes, es muy importante que los padres valoren cada uno de los aspectos de su hijo/a. Tanto los positivos como los negativos. Es necesario aceptar a tu hijo como es, para evitar vivan una vida en la que no puedan aceptarse a sí mismos.
Se recomienda que, al hacerles una crítica, se tenga en cuenta que, tras el enfado buscan ser comprendidos. Este puede ser un buen momento para hacerles razonar y pedirles también, una mayor comprensión hacia los demás.
“La amistad termina donde empieza la desconfianza”
(Proverbio español)