Diferentes estudios han demostrado que un aumento del 10 por ciento en el peso corporal multiplica por cinco las probabilidades de desarrollar AOS de moderada a severa
La obesidad es el principal factor de riesgo para el desarrollo de apnea obstructiva del sueño (AOS). Diferentes estudios han demostrado que un aumento del 10 por ciento en el peso corporal multiplica por cinco las probabilidades de desarrollar AOS de moderada a severa (IAH>5). Y según diversas investigaciones, siete de cada diez pacientes con apnea del sueño sufren obesidad.
“Sabemos que los pacientes que aumentan de peso tienen más riesgo de sufrir obesidad y que si pierden peso, mejoran. Sin embargo, hasta ahora, el principal factor de riesgo para el desarrollo de la apnea apenas se trataba”, afirmó la doctora Neus Salord Oleo, médica adjunta del servicio de Neumología del Hospital Universitari de Bellvitge (Barcelona), durante su ponencia Programas de pérdida de peso y cambio de estilo de vida como tratamiento de la AOS, celebrada en el marco del XXX Congreso de la Sociedad Española de Sueño (SES), que se ha celebrado en el mes de octubre en el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra, en Pamplona.
Durante su exposición, la doctora Salord presentó los esperanzadores resultados de un estudio controlado randomizado en fase de publicación llevado a cabo en el Hospital de Bellvitge en colaboración con varios centros de atención de primaria y polideportivos municipales del área. El estudio obtuvo los datos de un programa intensivo de pérdida de peso para el tratamiento de la apnea obstructiva del sueño en el que participaron 90 pacientes con apnea obstructiva del sueño grave (índice de apneas-hipopneas de más de 30) que ya se encontraban en tratamiento con CPAP.
“Hemos intentando incentivar a los pacientes con indicación de CPAP y ya tratados con ella, aprovechando ese momento clave de asimilar que tienen que tener un tratamiento con una “máquina” para toda la vida, para que se involucrasen en un concepto de medicina más participativa y más personalizada para el cuidado de su salud“, aseguró la neumóloga, que explicó que aproximadamente la mitad de los sujetos del estudio se incluyeron en un grupo de control que siguió las recomendaciones que se dan habitualmente en consulta, pero sin una intervención ni un seguimiento específico; mientras que la otra mitad siguió un programa que incluía una dieta muy baja en calorías, práctica regular de ejercicio físico y mejora de los hábitos de sueño, todo ello realizado con la metodología de la terapia grupal en el centro de salud.
“Tras un año de seguimiento, el 59% de los pacientes del grupo de intervención mejoraron la gravedad de su apnea del sueño, pasando de grave a moderada y en un 31% de los casos pudimos retirar el tratamiento con CPAP. Además, hubo una mejoría considerable a nivel metabólico, sobre todo del perfil lipídico, y también una mejoría de la tensión arterial a partir del tercer mes. También los dominios físicos de calidad de vida mostraron una mejoría importante”, destacó la doctora Neus Salord, que considera que los resultados del estudio demuestran que los programas de mejora de la obesidad y de la apnea del sueño “son efectivos” y que incluso son “más eficientes” si se realizan de manera coordinada con atención primaria, “ya que se facilitan las cosas a los pacientes y se reduce el uso de recursos hospitalarios”.