Ensayos clínicos para curar el linfoma
Los linfomas son un amplio grupo de tumores que afectan a nuestro sistema linfático. Básicamente existen dos categorías, el linfoma de Hodgkin y los linfomas no Hodgkin, y dentro de estos últimos, tenemos cien subtipos diferentes. Es importante tener en cuenta que, comparado con otros tipos de cáncer, los linfomas son poco frecuentes, por lo que es importante que los pacientes conozcan qué son, cómo identificarlos y diagnosticarlos y cuáles son las opciones terapéuticas disponibles en la actualidad.
Los linfomas aparecen por alteraciones genéticas en los linfocitos – las células del sistema linfático – y por causas que todavía desconocemos en la mayoría de los casos. El sistema linfático es una parte fundamental de nuestro sistema inmune y que está compuesto por los ganglios linfáticos, el bazo, el timo y la médula ósea. Los linfomas pueden aparecer en cualquiera de estas localizaciones pero lo habitual es que se diagnostiquen cuando se detecta un aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, generalmente no dolorosos, en cuello, axilas o ingles. No existen síntomas ni alteraciones analíticas específicas de los linfomas. Los pacientes suelen manifestar que están cansados, y a veces también presentan fiebre, pérdida de peso, sudoración nocturna o picor generalizado. La presencia de estos síntomas no significa que la causa sea un linfoma pero son un motivo para consultar, sobre todo si son persistentes.
Los linfomas pueden aparecer a cualquier edad, con un patrón diferente entre los linfomas no Hodgkin, cuya incidencia aumenta con la edad – la mitad de los pacientes con linfomas no Hodgkin se diagnostican después de los 65 años – y los linfomas de Hodgkin, diagnosticados habitualmente entre los 20 y 35 años y en mayores de 55 años.
El diagnóstico de un linfoma requiere la biopsia de uno de los ganglios afectados. El estudio se debe complementar con estudios analíticos y una prueba de imagen, y en ocasiones será necesario la realización de una biopsia de médula ósea. Es muy importante identificar correctamente el tipo de linfoma, ya que su tratamiento será diferente y hoy en día se trata de personalizarlo al máximo, teniendo en cuenta el tipo de linfoma, la extensión de la enfermedad, la edad y las características individuales de cada paciente.
Desde el punto de vista terapéutico, en los últimos años se están produciendo avances terapéuticos notables, que están aumentando la supervivencia global de los pacientes con linfoma en todo el mundo. A la quimioterapia y radioterapia tradicionales se han unido diferentes estrategias como las terapias dirigidas o la inmunoterapia. Uno de los grandes avances, hace ya 20 años, fue la introducción de los anticuerpos monoclonales, una forma básica de inmunoterapia que consiste en proteínas dirigidas frente a antígenos tumorales concretos. Más recientemente se han ido desarrollando estrategias de inmunoterapia celular bien mediante la administración de anticuerpos biespecíficos -diseñados para poner en contacto nuestros linfocitos T con las células tumorales, activando así la respuesta inmunológica contra el linfoma- bien mediante la terapia CART, en la que los linfocitos T modificados genéticamente son dirigidos específicamente contra las células tumorales. La aplicación clínica de esta técnica, que combina terapia celular y terapia génica, se ha demostrado especialmente eficaz tanto en linfomas como en mieloma múltiple y en leucemia aguda linfoblástica.
Para los pacientes de linfoma, una buena noticia es que en España ya existen catorce hospitales designados para la administración en adultos de los medicamentos CART aprobados por las agencias europea y española del medicamento. Incluso, en nuestro país ya hay tres hospitales que cuentan con un área de terapia celular para fabricar medicamentos CART: los hospitales Clínic y de la Santa Creu i Sant Pau en Barcelona y la Clínica Universidad de Navarra en Pamplona.
El trabajo realizado en colaboración con los centros de investigación de los hospitales no ceja para aumentar la eficacia y seguridad de este tipo de terapia y conseguir nuevas indicaciones clínicas, dado el beneficio que este tipo de medicamentos han demostrado hasta el momento en pacientes con linfoma, mieloma múltiple y leucemia aguda linfoblástica.
Esta investigación debe llevarse a cabo en el contexto de ensayos clínicos donde se pueda demostrar de forma controlada la eficacia y seguridad de las diferentes formas de terapia celular. Los ensayos clínicos ofrecen a los pacientes, entre otras ventajas, la oportunidad de acceder a este tipo de terapias novedosas antes de su aprobación y utilización en práctica clínica, por lo que en la actualidad es importante pensar en esta posibilidad antes de plantearse cualquier opción terapéutica, tanto en primera línea como en caso de recaída de la enfermedad.
En la actualidad, contamos con decenas de ensayos clínicos que poder ofrecer a un paciente de linfoma. Cuando se encuentran en nuestra consulta, todos los especialistas –sin excepción- queremos darles la mejor opción terapéutica para su salud, y entre esas opciones nunca debemos omitir la posibilidad de participar en un ensayo clínico de fármacos seguros y eficaces.