El director general de Salud, Carlos Artundo repasa en una entrevista para Navarra+Médica algunas de las cuestiones que han marcado una legislatura en la que la pandemia ha protagonizado la actividad sanitaria
Cierra una legislatura donde se han tenido que enfrentar al reto de la pandemia, no hace mucho presentaban un volumen interesante y que estará abierto a seguir aportando claves de todo lo que ha ocurrido, con la intención de tener una perspectiva amplia y multidisciplinar de una experiencia inédita supongo desde el punto de vista de la gestión sanitaria…
Sí, es importante aprender lecciones para el futuro, queríamos dar la oportunidad de contar lo ocurrido en la pandemia a profesionales y personas que han estado y hemos estado en primera línea de la pandemia y con esa perspectiva de aprender lecciones porque el ser humano de alguna manera tiene la memoria muy frágil. Casi nos hemos olvidado ya de la pandemia, pero claro, hay que tener en cuenta que ha sido la crisis sanitaria internacional más brutal que se ha conocido en muchas generaciones. Por comparar habría que citar la mal llamada gripe española de 1918, exactamente 100 años antes. Esto ha condicionado, para empezar nuestra vida, la economía, la salud, y obviamente ha impactado en los sistemas sanitarios.
Sin duda las listas de espera sobre todo en la atención primaria han sido uno de sus principales caballos de batalla, lo hemos visto en la pasada campaña electoral, ¿qué se puede hacer desde el punto de vista de lo posible a corto plazo, y que debieran hacer los gestores sanitarios, los que vengan a medio y largo plazo?
Me parece muy incorrecto utilizar la sanidad electoralmente o para el debate político partidario. Hay que entender que la emergencia sanitaria internacional ha roto las costuras y ha puesto de manifiesto las debilidades del sistema sanitario. Dicho esto, no estoy para nada obviando la situación y problemas que tenemos con las listas de espera, y la accesibilidad en particular en la atención primaria. Pero claro, hay que entender y hacer un buen diagnóstico sobre el impacto que la pandemia ha tenido sobre todos los servicios sanitarios y que sigue teniendo. Por ejemplo, con los crónicos en la atención primaria. Ahora se están empezando a recuperar este último año las citas, o ponernos al día con el programa de detección del cáncer de mama.
A corto plazo, lo que hemos intentado estos últimos meses, con mayor o menor éxito, es mejorar la situación en lo posible, casi ya en el tiempo de descuento; así, hemos conseguido una mayoría casi total (sólo 1 voto no favorable de 50) en una proposición de ley foral en el Parlamento en el que llevamos una serie de medidas de mejora en concreto para la atención primaria. Son medidas como el incremento de los salarios de los médicos, de 400 euros, pero también el incremento de las guardias, también el 10% por ciento, también el incremento de todos los que son tutores de de sistema, tutores de residentes, de enfermeros residentes o el incremento para los administrativos de primaria o la compensación para el desplazamiento de profesionales que atienden al medio rural. También consolidar plantilla, se han consolidado y a pesar de la pandemia, más plazas que en las últimas 3 legislaturas; reforzando en concreto la Atención primaria con 104 plazas de enfermería, psicología, trabajo social, administrativos, fisioterapeutas y otras ya conocidas. Estas son medidas paliativas de mejora concreta, pero evidentemente no es la reforma que hay que hacer en los nuestros servicios de salud y la atención primaria en particular.
Me preguntabas a medio y más largo plazo, hay que hacer varias cosas muy importantes para la próxima legislatura. Una que es condición para todo que es un acuerdo a nivel político, sindical, profesional, con alcaldes y municipios para lograr un consenso que nos permita hacer las reformas imprescindibles. También hay que mejorar la financiación del sector sanitario en Navarra. Tenemos margen de mejora si nos comparamos con otras comunidades autónomas. No puede ser que estemos en gasto sanitario como porcentaje del PIB por debajo de la media de las CCAA. Pero ojo, cuando digo que es necesaria más inversión sanitaria, no debe serlo en cualquier lugar, sino en aquellas mejoras que añaden valor a la salud de la gente. Y eso acompañado con unas reformas estructurales que hay que hacer, sí o sí, tanto en la atención primaria como en otros servicios del SNS-O.
Las listas de espera son también cuestión de demanda, si la demanda crece ad infinitum nunca se podrá resolver este problema, ¿es posible trabajar en la concienciación de una mejor utilización de los servicios por parte de la ciudadanía?
Sí. Hay que gestionar la demanda, eso es inevitable hacerlo. Y además hay que priorizar la demanda, no hay otra. Hay que educar, como tú dices a la población, hay que educar en el autocuidado, en el consejo sanitario, hay cantidad de cosas que no requieren ir al médico. Y no solo al médico, ni a la enfermera, ni al profesional sanitario, hay que promover el autocuidado y la prevención. Lo que pasa es que eso cuesta tiempo. Esto es una labor de años y de años. Porque tiene que ver con la cultura sanitaria también en ese aspecto.
La futura ley de salud es algo pendiente…
En eso ha habido acuerdo en la ponencia para la nueva ley que empezamos a trabajar el año pasado, justo después de que remitiera la ola por la variante ‘Omicron’. Lo que pasa es que luego empezó la lógica electoral muy pronto y obviamente cuando llega ese momento es imposible llegar a acuerdos básicos a nivel político, por tanto ya era tarde para poder acometer la reforma de salud.
Y también otra cuestión de la que se habla cada vez más es la problemática de la salud mental, sobre todo centrada en grupos adolescente y juveniles, ¿cómo abordarlo desde el SNS-O?
Lo que más se conoce es el impacto en la salud mental infantil, los adolescentes, que fueron en la pandemia los primeros recluidos en casa y aislados de la socialización de los amigos y con una utilización cada vez más importante de las tabletas, de los dispositivos móviles, etcétera. Empiezan a aparecer ahora los síntomas de eso, vemos un incremento de los suicidios. Pero hay más, todo lo que no aparece visible, lo que estamos viendo ahora es sólo la punta del iceberg; irá apareciendo mucho más con el tiempo y hay que desarrollar respuestas innovadoras y disruptivas.
Y cómo abordarlo en concreto, pues en parte tratando de mejorar la atención en los servicios de salud mental, pero no basta con eso. Otra medida concreta es el incorporar psicólogos en la atención primaria. Pero no solo se trata de servicios de salud mental, creo que hay que conseguir una sensibilización- movilización del conjunto de la sociedad. O sea, hay que activar las capacidades y las potencialidades de la comunidad para mejorar la salud mental. Esto es más complicado, se trata de promover más redes comunitarias, más apoyo mutuo, más solidaridad y empatía social a todos los niveles y entre todas las generaciones.
Pongo un ejemplo, con lo relativo a la prevención del suicidio, que me ha tocado presidir la comisión de prevención del suicidio de Navarra, donde está representada la sociedad civil, responsables sanitarios y de otros departamentos del gobierno, policías, forenses, asociaciones y familiares de salud mental etc. Hemos activado por ejemplo el código suicidio que significa que cuando una persona ha tenido un intento de suicidio o ha tenido sintomatología se activa un código para que salte la alarma y se le atienda de forma prioritaria. También un protocolo de actuación de todos los servicios de policía implicados, o la investigación sobre las circunstancias de las personas que se quitan la vida, con tantísimo sufrimiento alrededor. Hay mucho por hacer en la prevención del suicidio y el sufrimiento psíquico y social, así como en la promoción de la salud y la salud mental en particular.
En Navarra también hay un importante sector sanitario privado con el que hay que coexistir…
Sí. La pandemia ha demostrado que ha habido un buen trabajo conjunto, colaborativo. Desde el principio, además, funcionaron bien algunas decisiones que tomamos de nombrar por orden foral coordinaciones ejecutivas en las UCIs, red de hospitales públicos y privados, laboratorios de análisis, atención sociosanitaria etc. En situaciones tan dramáticas de emergencia, es fundamental tener un mando unificado y bien coordinado.El sistema de salud en su conjunto en nuestra Comunidad es potente, afortunadamente.
Una reciente encuesta daba una buena valoración a la sanidad pública
Los servicios sanitarios de Navarra tienen problemas que hay que resolver, sin duda, pero la encuesta realizada a una muestra de casi 27.000 ciudadanas y ciudadanos de Navarra y conocida recientemente demuestra que la sanidad navarra sigue siendo de lo ‘mejorcico’ que hay en España. A pesar del ruido político y mediático, y de la realidad de los problemas y debilidades, que sin duda existen, los que conocemos otros servicios sanitarios de otras CCAA y de países europeos sabemos que tenemos el privilegio de tener lo que tenemos en Navarra.
A punto de llegar a Sanfermines, ¿cuál es su deseo para las próximas fechas festivas?
Mi consejo es disfrutar a tope sin perder la cabeza. Con respeto y sin agresiones. En cuanto a lo sanitario, pues tenemos tantísima experiencia en el dispositivo sanitario que estoy tranquilo porque todo está muy bien organizado en general, es un dispositivo en el que participa un montón de gente.
Cerramos la entrevista, ¿qué le parece una revista como Navarra+Médica enfocada a la actualidad de la salud en la Comunidad Foral?
Me parece que es un servicio. Como producto comunicativo, e informativo hay que potenciarlo y utilizarlo. Gracias en todo caso por la oportunidad.